Un futuro sostenible y justo para la infancia y la juventud pasa por el compromiso con una educación que acoge y respeta a todos y a todas en sus trayectorias escolares. La educación inclusiva, entendida como derecho, es reconocer la diversidad de identidades que nos conduce a la eliminación de cualquier forma de exclusión. Desde esta perspectiva, incorporar el marco del DUA en educación, es un reto inaplazable. Un aporte estratégico a esta perspectiva de la inclusión proviene también de los avances científicos y tecnológicos: de los resultados en el estudio del sistema nervioso surge la necesidad de abordar su plasticidad y las repercusiones que ello tiene en las prácticas educativas inclusivas, y de las evidencias de que un empleo competente de las tecnologías ofrece una oportunidad para promover estrategias didácticas en beneficio de todos, sin excepciones.
El artículo propone alimentar una reflexión multidimensional sobre el enfoque de educación inclusiva abordando tanto los principios y valores sociopolíticos y culturales, como las perspectivas de diseño pedagógico-curricular y de las herramientas tecnológicas que hoy pueden representar recursos estratégicos.